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10/27/2022

Naturaleza en el jardín. Octubre 2012

Cuando empezamos a vivir en nuestra casa, el antiguo jardín donde pasé mi infancia, había desaparecido ya que en la demolición de la antigua construcción, habián arrasado con todo. Durante bastante tiempo, ese espacio quedó libre de plantas y por tanto desapareció toda manifestación de vida natural. Para mi era desolador, salir al patio y no poder observar si tan siquiera una hormiga...
Poco a poco, fuimos plantando macetas, arriates y algunos arbolitos y el milagro se fue produciendo lentamente...

Los insectos que atrajeron las plantas, hicieron que las salamanquesas aparecieran las primeras a colonizar el nuevo espacio que les ofrecía  las paredes nuestro patio. Fue la primera alegría que me llevé al poder observarlas en las noches de verano. Recuerdo que cuando niño, allá por el Neolítico Inferior, oía decir que había que tener mucho cuidado con las salamanquesas porque si te escupían,  te quedabas calvo... Yo no recuerdo que ninguna lo hiciera,  pero lo cierto es que cada vez me quedan menos pelos...

Desde siempre me gustaron las tortugas. Nunca faltaron en el patio. Mi padre les preparó un recipiente grande lleno de agua y ellas vivían en completa libertad, moviéndose por todo el recinto.  El abuelo Manolo, durante muchísimos años,  las mantenía para que sus nietas y nieto disfrutaran con ellas en sus visitas a la casa... Pero el tiempo es inexorable... ahora soy yo quien disfruta de ver a mi nieta jugar con ellas...
Durante la obra, mi amigo Hary las tomó en régimen de acogida y pasaron unas largas vacaciones en El Tesorillo. Por fin volvieron a casa y además fue por Navidad... Pero con ellas vinieron algunas más. Don Enrique me endosó algún que otro galápago, que había sido mordido  en el campo por alguna alimaña y una vez dañado su caparazón, ya no podían competir en pleno ambiente natural. Inauguré entonces, un albergue asistencial para tortugas desvalidas... El número se incrementó más adelante, cuando Mariano me donó varios ejemplares de tortugas de California que un compañero suyo, las había criado pero ya habían crecido demasiado y no sabía que destino adjudicarles... En fin, ahora todas, las autóctonas y las foráneas conviven en perfecta armonía. Y no viven mal. No les falta comida, ni libertad de movimiento - aunque a veces se metan donde no deben - ni se las ve estresadas... Habitualmente toman el sol plácidamente sin preocuparles ni la prima de riesgo, ni los recortes, ni la edad de jubilación... Antiguamente se reproducían, pero en esta segunda etapa aún no lo han conseguido aunque me consta que lo intentan ...


El siguiente paso fue instalar un comedero para pájaros. Copié el sistema que tienen en Huerta Grande y lo situé cerca de la casa para poder hacer fotografías. Los gorriones casi de inmediato, empezaron a dar cuenta de la comida que se les ofrecía. Luego empezó a visitarnos una pareja de mirlos que incluso anidaron en la parte superior del comedero, en una trepadora.







Pasó bastante tiempo para que paulatinamente otros visitantes se hiciesen asiduos. Poco a poco fueron apareciendo tórtolas - fieles comensales como los gorriones - ,  y otras especies dependiendo de la época del año: colirrojo tizón, mosquitero, golondrinas y petirrojo. Esperemos que el catálogo, aunque con las limitaciones de la situación urbana del jardín,  se vaya ampliando con el tiempo y la paciencia del suministrador del comedero.



Tórtola


Cría de gorrión

          
Mosquitero en la trepadora


Colirrojo tizón


Petirrojo en el comedero



Golondrinas en los cordeles


Las gaviotas, afortunadamente no nos visitan, pero habitualmente se posan en las partes altas de las casas cercanas.



También a veces se cuelan otros animales que buscándose la vida, aprovechan cualquier hueco para instalarse sin pedir permiso y sin que se les ofrezca hospedaje ...



En ocasiones se meten en líos y hay que proporcionarles una "tabla de salvación"




Otra especie que acaba de llegar y que yo sentía auténtica nostalgia de verla, ha sido la lagartija... En mis ratos de juego en el patio, eran tan frecuentes que me hacía un montón de ilusión volverla a ver en el mismo lugar, como hace más de cincuenta años ... ¡casi ná! ... ¡Bienvenida amiga!





ACTUALIZACIÓN DIEZ AÑOS DESPUÉS
OCTUBRE 2022 

Retomo el relato diez años después para narrar lo más relevante ocurrido en este tiempo. 
Durante el invierno, allá por Noviembre - Diciembre, llegan las pequeñas aves que pasan aquí la temporada invernal. 
Entran casualmente en el jardín y si logro alimentarlas en sus primeras visitas ya permanecen entre nosotros hasta la primavera. Algunos años se asientan en la zona el petirrojo o el colirrojo tizón. Solamente un año, han compartido terreno las dos especies. Cuando coinciden pugnan por el comedero y uno expulsa al otro.
Por cierto que los comederos los he ido perfeccionando para hacerlos más agradables y naturales facilitando así la realización de mejores fotografías.


    Petirrojo



Colirrojo tizón 

Todos estos pájaros son insectívoros para lo cual se necesita disponer siempre de tenebrios vivos para ofrecerles. Los gorriones que siguen fieles en todas las épocas de año también dan buena cuenta de ellos. 
Además de los insectos, un reclamo infalible son las magdalenas. Les encanta comerlas y nunca se sacian, hay que racionalizárselas. Se las suelo poner por las mañana en el comedero y se acostumbran de tal manera que cuando amanece ya están esperando que salga a serviles el desayuno.
En una ocasión un petirrojo hasta entraba en la cocina a por su ración de magdalenas. Normalmente me observan un poco alejados y cuando le pongo la comida y me retiro unos pasos, vienen rápidamente a dar cuenta de la misma.

Ningún año han faltado las currucas cabecinegras. Están siempre en pareja y sin lugar a dudas son las más listas de todas las que visitan el patio. Como los gorriones son muchísimos más acaban con toda la comida, entonces lo que hago es escondérsela en sitios poco visibles donde solamente ellas aciertan a localizarla. 


Curruca hembra 


Curruca macho

Sin duda son también las que más y mejor socializan conmigo. En ocasiones comen hasta casi de mi mano. Se confían y se acercan a la casa sin problema. Entran en la cocina si se las invita y buscan su premio por cualquier lugar que puedan rastrear.




Los mirlos siguen siendo fijos y en numerosas ocasiones, la última el pasado mes de agosto,  han anidado en las copas de los árboles. Tienen una dieta más variada y lo mismo comen frutas e insectos como grano. Se buscan la vida atrapando lombrices y en una ocasión vi a uno comiéndose una cucaracha. Les encanta bañarse en un plato grande que les tengo puesto en el pozo. Tanto ellos como los gorriones no perdonan su aseo diario.




 


La plantilla se completa con las tórtolas que tienen su dormidero aquí y que también son fijas para la comida y el baño. Este pasado invierno por primera vez se adaptó al patio una lavandera blanca. 




En cuanto a reptiles, cada vez abundan más tanto las salamanquesas como las lagartijas.


Las tortugas de california ya llevan dos años reproduciéndose habiendo nacido en casa unos ocho ejemplares. Esta especie invasora hay que tener cuidado de dejarla en libertad porque desplazan a nuestros galápagos leprosos que siguen aquí conviviendo con ellas, pero sin lograr reproducirse. 

Nunca hemos visto los huevos pero si hemos observado como con sus patas traseras excavan un orificio que luego cubren para que no se note nada. Al cabo del tiempo aparecen las pequeñas tortuguitas como surgidas de la nada.





No cabe duda que cuando a la Naturaleza se le deja actuar y con ligeras ayudas se facilita la presencia de animales silvestres, nuestro jardín por pequeño que sea,  se puede convertir en una isla verde muy valiosa para las aves tanto residentes como temporales.



 En unos momentos de recepción mundial de los gorriones, es importante potenciar su presencia en nuestras ciudades tal como recordamos su presencia cuando éramos niños, allá por el Neolítico...