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12/31/2012

Grullas (Grus grus)

Es migratoria y común en Europa. Nosotros intentamos observarlas en La Janda en la época invernal. Aquí son bastante esquivas, según cuentan en otros lugares son mucho más confiadas y toleran más la presencia humana.
 Se caracterizan por su cuerpo gris, pardo en el dorso; cara y garganta negras; y largas patas gruesas y oscuras. Alcanza de un metro de longitud y una envergadura alar que puede alcanzar los dos metros. En vuelo, posee las alas rectas, planas y un cuello largo muy característico.
Durante la época de cortejo, su comportamiento las hace muy visibles y se puede apreciar perfectamente la falta de dimorfismo sexual entre el macho y la hembra. En vuelo, suele agruparse en grandes grupos con forma de uve.
Su voz  es fuerte, resonante, muy llamativa durante la época de cría.
Después de unas ceremonias rituales colectivas y muy vistosas, las parejas escogen un sitio tranquilo preferentemente entre plantas palustres próximas a la orilla del estanque donde la hembra prepara un nido  con un montón grande de tallos y hojas.













12/27/2012

Rescate de un Aguilucho lagunero



El pasado mes, durante una salida de sábado a La Janda, vivimos unos momentos emocionantes cuando ya casi dábamos por concluida la jornada. Salvo  al inicio del itinerario que vimos algunas cigueñas negras desde larga distancia, no fotografiables, poca cosa interesante... Como diría nuestro amigo Alfonso: "cuando esta gente se entretiene fotografiando a las tarabillas, el día está chungo..."




 Dispuestos ya  a tomar el camino de vuelta, vimos algo aleteando sin poder remontar el vuelo, cerca del carril donde nos encontramos. Rápidamente Alejandro lo identificó... ¡ un Aguilucho lagunero !. Parecía herido y cuando nos aproximamos, se arrojó al agua donde era muy difícil rescatarlo.




Alejandro muy nervioso por la emoción del momento, intentó contactar con amigos para organizar el rescate. Después de varias llamadas, comprobó que no había nadie disponible para acudir a nuestro encuentro. Mariano, desde el punto opuesto, intentó espantar al animal para que saliese del agua... Era todo un espectáculo verlo gesticular con los brazos dando voces... En uno de esos movimientos de brazos, le dio un manotazo a la cámara y el parasol se le cayó al agua... Os imagináis la escena... "Mariano y su chabea" en su más pura esencia...



El animal continuaba en el agua y con el barro, no podíamos calcular la profundad de la misma. No había alternativa, para rescatarlo habría que mojarse...




Alejandro finalmente y después de una hora y media, se decidió valientemente a ponerse chorreando... La operación fue todo un éxito. El lagunero felizmente salvado, tuvo que ser cuidado durante todo el fin de semana en casa de Alejandro. El animal presentaba una herida por disparo en el ala izquierda... Es verdaderamente incomprensible como puden existir desaprensivos que disparen a estas aves que se suponen deben ser protegidas. Nuestras felicitaciones al "Chabea" que ya es un ejemplo para todo el Grupo Variotinto.







12/22/2012

Lobos en El Torcal

Otra jornada magnífica en el taller de lobos que dirige nuestro amigo y maestro Antonio Atienza. Aunque las fotografías estan realizadas en un medio controlado, mantienen su dificultad ya que el comportamiento animal no es absolutamente predecible.
En plena Naturaleza, el poder observar tan cerca a estos soberbios animales, resulta practicamente imposible. En esta ocasión las dificultades añadidas, vinieron por el estado de intranquilidad que tenían los animales, debido a la presencia de cazadores furtivos en la zona  la noche anterior a nuestra visita.
Daniel, el responsable de los lobos, nos explicó la situación que provocaba el recelo de los animales que no se dejaban ver y ni siquiera acudían a la comida que se les ofreció. A última hora de la mañana, finalmente pudimos tomar las tan deseadas fotografías.
Señalar que solamente una vez al año y para 20 fotógrafos, se permite el acceso al  amplio recinto donde viven libremente la manada de lobos ibéricos. Acudieron fotógrafos de muchas zonas de España ya que la actividad resulta muy singular y atractiva.








 

12/01/2012

Cigüeña blanca


La cigueña blanca ( Ciconia ciconia ) es una de las aves más populares en casi todas las regiones españolas. Su costumbre de anidar en iglesias y otros altos edificios ha determinado que su presencia sea muy familiar en muchos lugares.


Se alimenta en los campos y en lugares abiertos, donde hay humedad y mucha vida animal. En otoño, las cigueñas europeas vuelan en bandadas hacia África y en primavera suelen volver al nido que dejaron meses atrás. Es habitual que se sirvan del mismo nido durante muchos años.



Han dado lugar a muchos dichos y refranes " Por San Blás, las cigueñas verás" , " A la mujer pedigueña, la persigue la cigüeña". También durante nuestra niñez... los mayores decían a los más pequeños, que los niños los traían las cigueñas. Resumían  drásticamente todo el tema de la reproducción humana, que por aquellos tiempos era un pecado, del que había que guardar a niños y niñas.


En en Campo de gibraltar hay una importante colonia de cigüeñas que permanecen todo el año en nuestra zona y ya no efectúan las migraciones anuales. Las podemos observar desde la carretera en la Estación de San Roque. Abundan mucho en el vertedero de Los Barrios, donde comparten la comida con buitres, gaviotas y otras especies muy bien adaptadas. En La Janda es muy frecuente verlas formando grandes bandadas.













11/17/2012

Buitres



Los "pajarracos",  denominación popular que en muchos lugares del entorno rural, reciben los buitres leonados, son facilmente localizables en nuestra zona, aunque más difíciles de fotografiar debido a la gran altura en la que efectúan sus vuelos circulares. El momento ideal para poder observarlos con detenimiento es cuando se están alimentando. Esto lo podemos presenciar casualmente, por la muerte de un animal de forma natural, o de manera controlada en los muladares.
Nuestro grupo, ha presenciado las dos formas mencionadas. No cabe duda que la primera es mucho más emocionante por imprevisible,  pero aunque pensemos que la segunda nos da garantía de éxito, no ocurre así en la realidad.
Después de una montería, donde todos los despojos se les "ofrecen"  generosamente a nuestros amigos, hemos podido comprobar (debidamente camuflados en hade) ,  como a veces bajan masivamente  y comen como las palomas lo hacen en un parque o como después de aguardar ocho horas sin movernos, nos hemos marchado sin que ni un solo ejemplar se halla acercado al festín...
Y es que según comentan la gente del campo ...  "Los pajarracos no tienen reglas" ...
También hemos podido comprobrar sorpresivamente,  como hay otra especie doméstica que es capaz de espantar a los buitres y dar buena cuenta de la carroña.  Se trata del cerdo ... Si, ese animal del que se dice nos gusta hasta sus andares ... Es verdaderamente impresionante ver como mastican vísceras y huesos,  como si de pienso compuesto se tratara ... Ese día, solo ese día, decidimos que no íbamos a desayunar lomo en manteca ...
Existen múltiples creencias referidas a este animal. En otros tiempos los ganaderos perseguían y mataban a los buitres por considerarlas aves de mal agüero, que amenazaban al ganado próximo a parir. También fue un animal muy importante en la cultuta celtíbera. Los cadáveres de los caídos en combate se dejaban para su alimento, así el alma del guerrero acudía ante los dioses del Cielo.

Nuestro amigo Enrique Emberly, en su recientemente publicado libro, "La mitofauna del Campo de Gibraltar", obra que recomiendo  a todos/as los amantes de la naturaleza,  cita también la creencia entre ganaderos, de que los buitres sólo se comerán a las vacas muertas que reposan en el suelo sobre su costado derecho, dejando al aire su flanco izquierdo que, según ellos, es el lado del corazón y así atrae de forma casi magnética a estos carroñeros" . Para Enrique, que incluso ha cuidado  ejemplares jóvenes heridos, lo que realmente dicta las normas de conducta del buitre, es el factor hambre.







10/22/2012

Recuerdos del Grupo Variotinto

 

No se trata de hacer un exhaustivo relato de la historia como grupo, nada más lejos de mi intención, pero si considero oportuno y apetecible, al menos para mí,  volver la vista atrás y recorrer brevemente de forma somera aunque intensa, nuestras vivencias en estas dos últimas décadas, que se dice pronto.


Cómo tanto, pudo pasar tan rápido. Así es amigos. Hemos compartido tantas experiencias  a lo largo de este tiempo  que parece que nos perdemos en una maraña de sensaciones, emociones y recuerdos. En primer término, la fotografía, la naturaleza, el paisaje, el no menos importante paisanaje, el aire, el sol y también la lluvia, la libertad,  aunque muchas veces, a parcelada en dosis de sábados, que siempre se nos atojaban breves.



En nuestras salidas iniciales participaban un montón de amigos y amigas, algunos incluso  acompañados de sus hijos, hoy ya hombres, de ahí el primer nombre  con el que de forma desenfadada nos bautizamos, “Grupo Variotinto”. Nos centrábamos más en realizar itinerarios que en  la práctica de la fotografía, aunque poco a poco nos íbamos decantando por esa actividad.



Los sábados de campo siempre empezaban con un desayuno generoso en una venta.  Las más frecuentadas fueron El Frenazo, con nuestros amigos Quico y Jesús, La Cantina en Castellar, Andrés siempre nos ofrecía  esa maravillosa  variedad de panes y esa fuente de “pringá” para untar, El Zocato donde además nos llevábamos siempre nuestro cupón de la ONCE,  que por cierto nunca nos tocó y algo más alejada, la de Puerto Gali con José Francisco y Carlos siempre dispuestos a contarnos  interesantes historias.

 Mesa larga, formada con la unión de varias pequeñas, cafés, en mi caso menta poleo, tostadas con aceite o manteca colorá, copita de anís y tertulia. A nadie se le podía ocurrir mirar la televisión. Eso no era para la ocasión.

Y los temas surgían. Opiniones, puntos de vistas y discrepancias se iban exponiendo siempre sin perder de vista el sentido del humor. Las risas eran continuas y el tiempo volaba.

Alguien tenía que dar la voz de alarma.

_ ¡¡¡ Quillo !!! … Que son las … ¡¡¡ Vámonos ya!!!

Y entonces, deprisa y corriendo subíamos a los coches para trasladarnos al lugar fijado. Con mejor o peor indumentaria adaptada al senderismo, íbamos provistos de mochilas, de guías de campo, prismáticos y la mayoría, con una cámara fotográfica.



Ahí empezó el trasiego de la adquisición de réflex digitales  y de sus correspondientes objetivos. Todos aprendíamos de todos, hoy lo llamaríamos aprendizaje  cooperativo. El papel de iniciático lo desempeñó Manolo Roca que por cierto, siempre se pasaba en prodigar excesivos cuidados a su equipo.

¿Cómo estás tirando?

―En P

―No, tira mejor en A

―¿Y a cuánto de diafragma?

―Ponle f4,5

―¿A cuántos isos?

―A 200

―Yo no puedo, me da una velocidad de 15 y no me traído el trípode.

Alfonso, de fondo, con sus prismáticos, despreocupado del dominio técnico de las nuevas máquinas, probablemente era el que más disfrutaba ya que únicamente observaba, sin preocuparse de ninguna otra cuestión. Cuando nos veía enfrascados en la tarea,  reía y nos decía a voz en grito

  ¡ponerlas a mil por hora!  Que seguro que os  sale bien…

Eran casi los comienzos de la era digital. Pasar de las analógicas de toda la vida a estas máquinas, nos parecía algo increíble. De pensárselo mucho antes de disparar y gastar una foto o una diapositiva – todavía más cara-  a disparar todo lo que se apeteciera, que en esa tarjeta Compas Flash cabían un montón, había un enorme  abismo. Disparábamos como si no hubiera un mañana.

Esto también tenía su lado negativo. Luego en casa, había que perder un montón de tiempo borrando y borrando las fotos que, o estaban súper  repetidas o eran una auténtica birria. Cuando nos daba mucha pena borrar alguna, la indultábamos calificándolas como “foto testimonial”. Que más o menos quería decir, eso que se ve ahí, es un… y había que explicarlo.

Durante mucho tiempo fuimos especialistas en huidas. Traseros y más traseros,  sobre todo de pájaros. Siempre los pillábamos escapando de nuestra presencia. Todavía no habíamos descubierto los hades y pensábamos que andando, charlando y riendo, los animales iban a posar para nosotros. Que ingenuos.


Recuerdo un intento de fotografiar la berrea en Castellar que fue bastante gracioso. Nos levantamos de madrugada para estar en el campo antes de que amaneciera. Aquel día éramos un grupo numeroso. Con bastante sigilo nos acercamos a donde se oían los bramidos de los ciervos. Era aún de noche. Sin duda estaban muy cerca. Pero todo no iba a salir bien. Una alambrada nos cortaba el paso. Había que saltarla. Yo nunca me he distinguido por disponer de esas habilidades físicas. Lo que para todos es fácil, para mí  en muchas ocasiones es casi un imposible. Todos mis amigos lo saben y siempre están prestos a echarme una mano para superar las contingencias.

Levanté la pierna derecha y como era previsible me enganché. Trabajo me costó soltarme y volver a la posición inicial. El amigo Antonio me regañó con cierta sorna y con predisposición de docente me dijo que lo observara a él y aprendiera como había que hacerlo.

Todos los compañeros estaban pendientes de la escena. Antonio, sin dilación, sabiéndose observado y deseoso  de hacer una auténtica exhibición, se dispuso a superar la alambrada   con tan mala fortuna que se enganchó y se cayó de bruces al suelo haciendo un ruido tremendo. Se dio lo que aquí conocemos como un “zaleazo” de campeonato.

Y ahí acabó la jornada de berrea. Entre el ruido de la caída y las carcajadas de todos los expedicionarios, los animales echaron a correr como alma que les lleva el diablo, que para ellos no es “cuestión baladí”, se juegan literalmente la vida.

 También intentamos fotografiar plantas. Las plantas no volaban ni corrían así que pensamos  sería  más fácil. Nos hicimos con objetivos macro y nos lanzamos a la tarea.  Sin embargo no contemplamos un factor muy determinante para llevar a buen término nuestro objetivo, el viento. Ese viento que a más pequeña que sea la flor, más provoca su movimiento. Aquellas cámaras no daban las prestaciones de las de hoy en día, por lo que nos resultaba tremendamente difícil hacer una foto, llamémosle aceptable.

Entonces agudizamos  el ingenio. Además del trípode, que entonces no existían los de carbono ni cosa por el estilo, eran pesadísimos y enormes, nos pertrechamos de cartones para rodear a la planta a fotografiar o incluso cargamos con esos protectores metálicos que se utilizan para preservar el fuego de los campin gas… No dimos con la tecla. Lo único fácil de fotografiar con el macro eran las setas. Esas no se movían.



En esto de la afición por las plantas tuvo mucho que ver nuestro amigo Juan Antonio, de sobrenombre "El Catedrático” quien nos ilustraba con su extenso conocimiento sobre la flora de nuestros campos.

Esas bolitas rojas que veis en ese arbusto es el majoleto. También se le llama majuelo o espino blanco. Tiene muchas propiedades medicinales, sobre todo es bueno para el corazón

Y cogía una y se la comía.

Así iba todo el camino. Me encantaba oírlo y aprender de sus comentarios.

Es importante conocer la flora y la fauna de los lugares que visitamos ya que eso nos permite entender y valorar  el lugar donde nos encontramos.



Siempre recuerdo un ejemplo magnifico que Cristina, entonces responsable de Huerta Grande, les contó a mis alumnos del Pablo Picasso.

El campo es como un libro. Si tú no sabes leer, pasas las páginas viendo solamente letras que no tienen sentido alguno. Seguro que verás todas las páginas iguales y te aburrirás. En el campo pasa igual. Si no conoces los árboles, las plantas, los animales… todo te parecerá igual y también te aburrirás. Pero al igual que si sabes leer disfrutarás con un buen libro, conforme vayas aprendiendo más sobre la naturaleza, más disfrutarás en el campo

Volviendo al grupo, tengo que decir que además del disfrute de la naturaleza y la fotografía, nos lo pasábamos fenomenal. Formamos un grupo “variopinto” pero muy confortable, donde todos nos sentíamos a gusto.

Camisetas identificativas, actividades abiertas a otros amigos y familiares, almuerzos de confraternidad,  celebración de  fines de temporada… Intercambios de correos electrónicos –entonces no existía el wpasap- con fotos montaje humorísticos  y textos referidos a las actividades que realizábamos…  Todo ello generaba un dinamismo que nos daba pie para establecer unas relaciones  inmejorables.







No puedo cerrar este capítulo sin mencionar a un compañero tristemente desaparecido a pesar de su juventud. José Antonio Nadales, “Chico” para todos los que le queríamos. Amigo entrañable lleno de vitalidad y buen humor, dispuesto siempre a ayudar y aportar su ingenio en cada actividad. Aquí lo tenemos riéndose como era su estado habitual. Jamás lo olvidaremos.

 


Pero…. el tiempo, siempre inexorable,  fue pasando y el grupo poco a poco  fue disgregándose. Unos por cuestiones familiares, otros por preferir el caminar de manera más rápida y no tan lenta como provocábamos los fotógrafos, alguno por abandonar la afición fotográfica…  sea por lo que fuese, nos fuimos quedando los que después pasaríamos a ser el Colectivo Brezo.

Pero eso es otra historia que ya contaremos en otro momento.